Regards Croisés

Ce blog est un espace d'échange pour les 6 photographes (3 mexicains et 3 français) sélectionnés dans le cadre de l’échange culturel et artistique entre la région Bretagne et le Mexique BREIZH-MEX, pour réaliser une résidence de deux mois au cours de l’année 2010, respectivement en Bretagne pour les mexicains et au Mexique pour les français. Les photographes développeront un projet sur le thème de REGARDS CROISES. Ce programme de résidence sera suivi d’une exposition itinérante en France et au Mexique, et de l’édition des travaux du concours.


19 de octubre de 2010

La Fromveur


Recorriendo la distancia entre las islas del archipiélago, llegamos a un punto en el que el trayecto comenzó a tornarse confuso. Quizá no sea ésta la palabra apropiada, pero algunas cosas no eran ya las mismas. No podría definir con claridad si avanzábamos o retrocedíamos. El barco se encontraba en una posición perpendicular a las islas y los vientos provenían de distintas direcciones. Fuertes ráfagas giraban en banda desde Porz Doun, en el extremo suroeste de la isla de Ouessant; vientos aún más veloces descendían desde el norte y se fugaban por la península de Cadoran. El lugar de choque de estas ráfagas se encontraba precisamente en la zona frente al barco, a unos cuantos kilómetros del Phare de Kéréon. Desde ese ángulo podían verse al menos tres o cuatro horizontes. La Yegua flotaba a lo lejos sobre brumas y mareas. Inexplicablemente, la isla en forma de cangrejo nos protegía. La embarcación parecía haberse detenido en medio de un extraño film con efectos especiales inauditos. Esa sensación se prolongó por algunos minutos. Mi momento presente resbaló sobre el mar, indiferente a la inmovilidad que me envolvía. Mi lógica también cayó al fondo de aquella corriente… (La Fromveur es una de las corrientes marinas más peligrosas y rápidas de la zona)





Ya sin movimiento, el tiempo inició un trayecto reversible en el que mis nociones visuales se alteraron. Aunque, en realidad, no había nada confuso ahí, los vientos soplaban desde el oeste y la tripulación se cubría del frío. Las olas chocaban contra el barco, como en una fotografía, bajo un cielo abierto y luminoso. La espuma del mar nos rebasaba, pasaba flotando sobre la cabina del barco, tan cercana a mi cabeza que podría haberla tocado con sólo levantar los hombros. Había un silencio sobre cubierta, un paréntesis extraño de viento y arrastre. Me di cuenta que el estruendo del mar dibujaba un perímetro alrededor del barco. A lo lejos, pequeñas superficies azules se frotaban lentamente contra los bordes de las islas. Me sentí perdido. Las tensiones de La Fromveur se habían volcado hacia mis tensiones interiores. Algún tiempo habrá pasado, no mucho. Pero momentos después, de imprevisto, el movimiento regresó como un vendaval y el cielo se abrió muy claramente. El vaivén del barco reinició, deslizándose de nuevo por el archipiélago. Fue un alivio recuperar aquellas mareas, las ráfagas, el mar sobre nosotros. Ese miedo…



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